Mi agente secreto ha visto una versión super-privada de The Dark Knight y ha salido babeando. Será un gran éxito, los gadgets son una locura y Heath Ledger debería llevarse un reconocimiento por su papel de Joker: una mezcla de payaso, esquizofrénico, sádico y loco. El actor cumple, se mete en el papel y resulta irreconocible. No habrá otro Joker después de él.

Es increíble que Nolan haya creado algo nuevo y excitante: no solo por la historia sino en términos técnicos: muchas grandes escenas, impecables efectos especiales. La música y el sonido están al máximo, pero ayudan a la historia. Incluyen una especie de latido de corazón que anticipa la próxima escena, una especie de detonador psicológico al estilo de Tiburón.

El casting es fantástico: Michael Caine y Morgan Freeman robando todas las escenas en las que aparecen. Maggie Gyllenhaal está fantástica reemplazando a Katie Holmes y Aaron Eckhart da la campanada como político como corazón de oro cuya personalidad cambia al sufrir un horrible accidente. Otra sopresa es Eric Roberts haciendo del mafioso que tan bien sabe hacer. Christian Bale es tan sólido como siempre, ya que Bruce Wayne es un playboy millonario y Batman es lo contrario. El film juega mucho con esta dualidad, y los personajes son complejos, y las ambigüedades se manejan de una forma muy interesante y delicada. El humor es muy negro, la película es oscurísima y, en esta versión, quizás demasiado larga. Pero va a arrasar.

...a El Joker pidiendo a uno de sus secuaces que acabe con su vida para así poder echarle una foto metido dentro de una bolsa para cadáveres. No están los eeuuianos preparados a una escena así tras la muerte de Heath Ledger, aunque me gustaría ver esa escena